viernes, 28 de octubre de 2011


Batalla de Pichincha



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a Batalla de Pichincha ocurrió el 24 de mayo de 1822 en las faldas del volcán Pichincha, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ciudad de Quito en el Ecuador actual.

El encuentro, que ocurrió en el contexto de las Guerras de Independencia Hispanoamericana, enfrentó al ejército independentista bajo el mando del general venezolano Antonio José de Sucre y al ejército realista comandado por el general Aymerich. La derrota de las fuerzas españolas condujo a la liberación de Quito y aseguró la independencia de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de Quito, también conocida como la Presidencia de Quito, la jurisdicción administrativa colonial española de la que finalmente emergió la República del Ecuador.

Antecedentes

Podría afirmarse que la campaña militar por la independencia de la Presidencia de Quito se inició el 9 de octubre de 1820, cuando la ciudad costanera de Guayaquil proclamó su independencia de España después de una rápida y casi incruenta revuelta contra la guarnición local. Los líderes de la revuelta, una combinación de oficiales peruanos y venezolanos del Ejército colonial junto con intelectuales locales y patriotas, formaron un consejo de gobierno y un ejército con el propósito de defender la ciudad y extender el movimiento independentista a otras provincias de la Presidencia. Para entonces, el curso de las guerras de independencia en América del Sur había cambiado en contra de España; la victoria de Simón Bolívar en la Batalla de Boyacá selló la independencia del Virreinato de Nueva Granada, mientras que en el Sur José de San Martín, tras haber desembarcado con su ejército en la costa peruana en septiembre de 1820, preparaba la campaña para la independencia del Virreinato del Perú.

Primeras campañas en la Real Audiencia de Quito

La primera campaña se llevó a cabo en 1820 en la independencia de Guayaquil. El gobierno independiente de Guayaquil formó un ejército de hombres locales, de tal vez 1.800 soldados, y en noviembre lo envió hacia la región sierra, con el propósito de sumar adeptos a la causa independentista. Tras algunos éxitos iniciales, como la declaración de independencia de Cuenca el 3 de noviembre de 1820, los independentistas sufrieron una grave derrota ante el ejército realista en la Batalla de Huachi, cerca de Ambato, que los obligó regresar a las regiones costaneras.

En febrero de 1821 Guayaquil ya había recibido refuerzos, armas y provisiones de parte de Bolívar, quien para entonces era Presidente de la República de Colombia, coadyuvado desde Santafé por el Vicepresidente Francisco de Paula Santander. En mayo del mismo año, el general de brigada Antonio José de Sucre, Comandante en jefe de la División Sur del ejército colombiano y el subordinado de mayor confianza de Bolívar, arribó a Guayaquil. El debía asumir la dirección del ejército Patriota, y empezar las operaciones con miras a la liberación de la ciudad de Quito y todo el territorio de la Real Audiencia de Quito.

El objetivo político de Bolívar era incorporar todas las provincias de la Real Audiencia, incluyendo Guayaquil, a Colombia. Guayaquil, por su parte, no había decidido si incorporarse a Perú o Colombia, y muchos de sus ciudadanos querían establecer su propia República. El avance de Sucre a través de los Andes empezó en julio de 1821. Al igual que en la primera campaña, tras tener algunos éxitos iniciales, Sucre fue vencido por el ejército Realista el 12 de septiembre, coincidentemente en el mismo lugar donde ocurrió la anterior Batalla de Huachi. Esta segunda campaña terminó con un armisticio entre los independentistas y los realistas el 19 de noviembre de 1821.



Orden de batalla patriota.

Ejército Libertador de Colombia

Estado Mayor del ejército

General Antonio José de Sucre, comandante en jefe del ejército

Oficialidad.

Coronel Antonio Morales, jefe del Estado Mayor.

Teniente coronel Daniel Florencio O'Leary, edecán de Estado Mayor.



División de Colombia (Gran Colombia)

Estado Mayor de división

José Mires,11 comandante en Jefe

Unidades y Comandantes

Infanteria

Batallón Paya, al mando del teniente coronel José Leal.

Batallón Alto Magdalena, al mando del coronel José María Córdova.

Batallón de Yaguachi, al mando del coronel Carlos María Ortega.

Batallón Albión, al mando del teniente coronel John Mackinstosch .

Caballería, al mando del coronel Diego Ibarra.

Escuadrón Lanceros, al mando del teniente coronel Friederich Rach.

División del Perú



Estado Mayor de división

Andrés de Santa Cruz, comandante en Jefe

Unidades y Comandantes

Infantería13

Batallón Nº 2 de Trujillo, al mando del comandante Félix Olazábal14

Batallón Nº 4 de Piura, al mando del coronel Luis Urdaneta15

Caballería

Escuadrón Cazadores a Caballo de Trujillo, al mando del coronel Antonio Sánchez

Escuadrón Cazadores a Caballo de Paita, también al mando del coronel Antonio Sánchez

Escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo de los Andes de 96 jinetes, al mando del coronel Juan Lavalle 16.



Planificación

El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.

De vuelta en Guayaquil, el General Sucre concluyó que la mejor estrategia para la próxima campaña sería evitar cualquier intento de avanzar directamente hacia Quito vía Guaranda, en favor de un avance indirecto, marchando primero hasta Cuenca antes de redirigirse hacia el Norte, a través de los Andes, en dirección a Quito. Este plan ofrecía numerosas ventajas: al recapturar Cuenca se podría impedir las comunicaciones entre Quito y Lima, y le permitiría a Sucre esperar por los refuerzos que entonces San Martín le había prometido enviar desde el Perú. Además, un progresivo avance desde la costa y ascensión a través de las montañas le permitiría a su ejército una gradual adaptación a los efectos fisiológicos del cambio altitud. Pero fundamentalmente, era la única forma de evitar un combate directo en condiciones desfavorables con las fuerzas Realistas que venían de Quito.







La campaña



Para enero de 1822 Sucre ya había organizado la nueva campaña. Su ejército constaba de aproximadamente 1.700 hombres, entre veteranos de sus campañas anteriores y nuevos reclutas. Había hombres de las tierras llanas de la Provincia de Guayaquil y voluntarios que provenían de la Sierra, como el héroe cuencano Abdón Calderón, cuyo padre había muerto heroicamente en 1812, defendiendo al Estado de Quito. Los dos contingentes pronto fueron organizados como el Batallón Yaguachi; también habían soldados neogranadinos y venezolanos enviados por Bolívar, unos cuantos oficiales y soldados españoles que habían cambiado de bando, un batallón entero de voluntarios británicos (el Albión) e incluso unos cuantos irlandeses y franceses. El 18 de enero el ejército Patriota se dirigió a Machala, en el llano. El 9 de febrero, tras haber cruzado los Andes, Sucre entró en el pueblo de Saraguro, donde su ejército se juntó con los 1.200 hombres de la División peruana, el contingente que San Martín había prometido. Esta fuerza (Expedición Auxiliar de Santa Cruz a Quito) estaba conformada en su mayoría por reclutas peruanos, existían también argentinos y alto-peruanos (bolivianos), el propio Andrés de Santa Cruz nació en el Alto Perú (actual Bolivia); tenía también oficiales argentinos, entre los que destacaban Félix Olazábal, Francisco Villa, ambos de Infantería y Antonio Sánchez de Caballería y un escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo de los Andes (argentino) al mando de Juan Lavalle. Al enfrentar esta fuerza multinacional de alrededor de 3.000 hombres, el destacamento Realista de caballería, de unos 900 hombres, que defendía Cuenca se retiró hacia el Norte, siendo perseguido a la distancia por la caballería Patriota. Cuenca fue entonces recapturada el 21 de febrero de 1822, sin que se disparara un solo tiro. Durante marzo y abril, los Realistas continuaron marchando hacia el Norte, logrando con éxito evitar enfrentarse con la caballería Patriota. Sin embargo, el 21 de abril se produjo un feroz encuentro entre las fuerzas de caballería en Tapi, cerca de Riobamba. Al final del día los Realistas nuevamente se retiraron, mientras que el ejército principal de Sucre procedió a capturar Riobamba, quedándose ahí hasta el 28 antes de reanudar su viaje hacia Quito.



Acercamiento a Quito



Monumento de la Nación a sus Próceres. En el Paseo Los Próceres existen fuentes, escaleras, calzadas y muros, además se encuentran estatuas de los principales próceres de la independencia de América.

El 2 de mayo de 1822, la fuerza principal de Sucre había alcanzado la ciudad de Latacunga, 90 km al Sur de Quito. Ahí Sucre procedió a reorganizar sus tropas, sumando voluntarios de los pueblos cercanos, mientras esperaba refuerzos, en especial el Batallón Alto Magdalena (de Colombia) y nuevos informes de inteligencia sobre el paradero del ejército Realista.

Mientras tanto, Aymerich alistó los puntos de resistencia y posiciones de artillería en los principales pasos montañosos que dirigían a Quito. Sucre, empeñado en evitar un enfrentamiento frontal en terreno desfavorable, decidió avanzar paralelamente a los flancos de las posiciones Realistas, marchando por las laderas del volcán Cotopaxi para así poder llegar al Valle de los Chillos, en la retaguardia de las posiciones defensivas Realistas. El 14 de mayo el ejército Realista, intuyendo las intenciones de Sucre, comenzó a replegarse, llegando a Quito el 16. Dos días después, y tras una muy difícil marcha, el ejército de Sucre ocupó Sangolquí.



Maniobras finales

En la madrugada del 24 de mayo de 1822, el ejército Patriota, conformado por 2.971 hombres, empezó a ascender por las laderas del volcán Pichincha. En la vanguardia estaban los 200 colombianos del Alto Magdalena, seguidos por el ejército principal de Sucre; en la retaguardia estaban los británicos del Albión, protegiendo el tren de municiones. A pesar del enorme esfuerzo de las tropas, el avance por las laderas del volcán fue más lento de lo que se esperaba, y la llovizna que cayó durante la noche convirtió los senderos en ciénagas.

Cuando amaneció, para consternación de Sucre, el ejército no había logrado un avance significativo, hallándose literalmente a mitad del camino, a 3500 metros sobre el nivel del mar y a la vista de los centinelas Realistas en Quito. A las ocho en punto, ansioso por el lento avance del Albión, y con sus tropas exhaustas y afectadas por la altitud, Sucre ordenó a su ejército detener el avance para descansar, pidiendo a sus oficiales ocultar sus batallones como mejor pudieran. Envió parte del batallón Cazadores del Paya (peruano) en una labor de reconocimiento, seguidos por el Trujillo, otro batallón peruano. Una hora y media después, repentinamente, los hombres del Paya fueron golpeados por una descarga, bien apuntada, de mosquetes. Esta acción dio inicio a la batalla.



Desarrollo de la batalla



El uniforme de los granaderos , actualmente guardia de honor del palacio presidencial de Quito. Cuando amaneció, sin que Sucre lo supiera, los centinelas posicionados cerca de Quito avistaron a las tropas patriotas ascendiendo por las laderas del Pichincha. Aymerich, entonces consciente de la intención de Sucre de flanquearlo por medio del ascenso al volcán, ordenó a su ejército de 1.894 hombres ascender la montaña lo más pronto posible, para enfrentar ahí a Sucre. Al haberse encontrado en un campo de batalla tan improbable, los dos comandantes no tuvieron otra opción más que enviar gradualmente sus tropas a la batalla. Existía poco espacio para maniobrar en las empinadas laderas del Pichincha, entre profundos barrancos y densos matorrales.

Los hombres del Paya, tras recuperarse de la conmoción inicial, se reposicionaron bajo el fuego enemigo, esperando la llegada del batallón Trujillo. El sobresaltado Sucre, sólo esperando que los españoles estén más cansados que sus propias tropas, envió al batallón Yaguachi, conformado por ecuatorianos. El batallón Alto Magdalena trató de hacer un movimiento de flanqueo, pero sin éxito, pues el terreno no se lo permitió. Pronto, los batallones Paya, Trujillo y Yaguachi (batallones patriotas), sufriendo muchas bajas y con pocas municiones, comenzaron a replegarse.

Para entonces el destino de la batalla para los Patriotas parecía depender del Albión, que transportaba las municiones tan necesitadas; y sin embargo se desconocía su paradero. A medida que el tiempo pasaba, los Realistas parecían ganar el control de la batalla. El Trujillo fue obligado a retroceder, mientras que el batallón peruano Piura se dispersó antes de enfrentar al enemigo. En medio de la desesperación, a los hombres de reserva del batallón Paya se les ordenó cargar contra el enemigo con sus bayonetas. Ambos bandos sufrieron grandes bajas, pero la situación más o menos se estabilizó para los Patriotas. A pesar de esto, Aymerich, como parte de su estrategia, durante el ascenso al Pichincha separó de su fuerza principal al batallón Aragón, ordenándole avanzar hasta la cúspide del volcán, para así luego atacar a los Patriotas por la retaguarda, rompiendo sus líneas en el momento indicado.17 El Aragón era el mejor batallón del ejército realista; estaba conformado por veteranos españoles que habían actuado tanto en Guerra de la Independencia Española como en otras batallas en América del Sur, y en ese momento se hallaba sobre los Patriotas y listo para atacar.

Afortunadamente para los Patriotas, cuando el Aragón estaba por cargar sobre la alicaída línea Patriota, fue detenido en seco por el Albión, que entró inesperadamente en la batalla. Resulta que el Albión consiguió avanzar a una posición más alta que la de los españoles. Pronto, el Magdalena se unió a la batalla, y el Aragón tras sufrir fuertes bajas, se desintegró. Entonces el Magdalena avanzó hasta la línea Patriota para reemplazar al Paya, y cargó contra la línea Realista, que terminó por romperse.



La Capitulación de Pichincha

A las doce del día bajo un sol resplandeciente, los soldados de la libertad en la cima del Pichincha a más de 3000 metros de altura dieron el grito de victoria. La victoria fue de Sucre, la cual fue completada con la capitulación que el jefe patriota concedió al Mariscal Aymerich el 25 de mayo del mismo año. Con las operaciones cuyas acciones finales se produjeron en las faldas del Pichincha y en la ciudad de Quito, Sucre decidió a su favor la vacilante y delicada situación de Guayaquil; dio libertad al territorio que conforma hoy la República de Ecuador, y facilitó su incorporación a la Gran Colombia. El 18 de junio de ese año, Bolivar le asciende a general de división y lo nombra intendente del departamento de Quito.



 Al frente de los destinos de Ecuador desarrolla una positiva obra de progreso: funda la Corte de Justicia de Cuenca y en Quito el primer periódico republicano de la época: El Monitor. Instala en esa ciudad la Sociedad Económica. De su actividad personal es buena prueba que, el 6 de septiembre de 1822 expidió y firmó en Quito 52 comunicaciones. Interesado por la educación se puede afirmar que halló en Cuenca 7 escuelas y dejó 20.



Resultado

Mapa de la Gran Colombia según Agustín Codazzi. El Mariscal Sucre compartía la visión política de Bolívar y la unidad de la "Patria Grande".

A pesar de que en el contexto de las Guerras de Independencia de Hispanoamérica la batalla de Pichincha figura como un conflicto menor, tanto en términos de su duración como del número de combatientes, sus consecuencias fueron bastante significativas. El 25 de mayo de 1822 Sucre entró con su ejército en la ciudad de Quito, donde aceptó la rendición de todas las tropas españolas establecidas en el territorio que el gobierno de Colombia llamaba "Departamento de Quito", al considerarlo como parte integral de la República de Colombia desde su creación el 17 de diciembre de 1819. Asimismo, cuando Sucre recapturó Cuenca el 21 de febrero, obtuvo de su Consejo local un decreto en el cual se proclamaba la integración de su ciudad y provincia a la República de Colombia. Entonces, con la rendición de Quito, que a su vez puso fin a la resistencia Realista en la provincia norteña de Pasto, Bolívar pudo entrar en la ciudad, como finalmente lo hizo el 16 de junio de 1822. Entre el entusiasmo general de la población, la antigua Provincia de Quito fue incorporada a la República de Colombia. Por su parte Guayaquil, que aún no decidía su futuro, con la presencia tanto de Bolívar como del victorioso ejército Grancolombiano en su territorio, proclamó la incorporación de Guayaquil a la Gran Colombia el 13 de julio de 1822.19

HISTORIA DEL EJERCITO ECUATORIANO



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a historia del Ejército ecuatoriano va de la mano con la gesta imperecedera del 10 de Agosto de 1809, cuando al albor de la libertad, nace el Ejército ecuatoriano, cuya labor en más de dos siglos ha contribuido indiscutiblemente a la edificación del Ecuador democrático y soberano.

Las campañas independentistas fueron el preámbulo de una organización y de una estructura militar más coherente y cercana a lo que debía ser un ejército. Es innegable que el nivel de poder y autonomía económica que paulatinamente fueron logrando los criollos  les hacía imposible convivir bajo la tutela de una corona española, de por sí ya convertida en una amenaza a ese gran grupo de poder, anhelante de caminar de manera libre y soberana por todo el continente. Las ideas progresistas del quiteño Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo, fiel representante de la Ilustración en América, del influjo del espíritu de la Revolución Francesa y de la independencia de los Estados Unidos, fue el ente motivador para que luego, en la fecha épica del 10 de Agosto de 1809, naciera no solo una nueva etapa para Quito y el continente, sino el inicio de lo que hoy conocemos como el Ejército ecuatoriano.

Uno de los próceres del 10 de Agosto, el capitán Juan Salinas,  merecidamente reconocido como el primer comandante del Ejército ecuatoriano, fue un noble oficial, sensible e instruido; maestro en filosofía y estudios en jurisprudencia, supo percibir las necesidades del pueblo, sobre todo de los más pobres. El jueves 9 de agosto de 1809 Salinas fue ascendido al grado de  coronel y se le encargó el mando de la “Falange de Quito”, conduciendo acciones militares en contra de la corona española.  Salinas, también ha pasado a la historia por ser la persona comisionada por la Junta Suprema para elaborar el llamado: “Plan de defensa de Quito y sus provincias”, que involucró redefinir los ámbitos político, económico y militar de la nueva nación que en ciernes emergía.

La Falange Quiteña se reorganizó y retomó fuerza, a raíz de la masacre de los héroes el 2 de Agosto de 1810, con el retorno del coronel Carlos Montúfar, nombrado comandante de las fuerzas de Quito. Luego del triunfo en contra de las fuerzas realistas en Pasto en 1811, se inicia una etapa de la cual no habría marcha atrás. El 9 de Octubre de 1820 el Ejército nacional, al mando del coronel Luis Urdaneta, hace que Guayaquil proclame su independencia; días más tarde, el 3 de noviembre, lo hace Cuenca, bajo el liderazgo del teniente José Ordóñez.





Dentro de ese contexto, América ve emerger a Simón Bolívar, aquel insigne hombre que emprende su campaña libertaria junto a un joven general de 26 años, Antonio José de Sucre, delegado por el Libertador para que integre las tierras de la Real Audiencia de Quito a Colombia. El 21 de abril de 1821 con la victoria de Tapi, en Riobamba, se abre el camino para que Sucre, ponga el sello final en la Batalla de Pichincha, el 24 de Mayo de 1822, donde entrega su vida el joven Abdón Calderón, otro de los héroes del Ejército ecuatoriano.


Tiempo después, en el Portete de Tarqui, el 27 de febrero de 1829, cuando cuatro mil soldados grancolombianos vencieran a ocho mil peruanos, se consolida la libertad de nuestro país y toma forma el Ejército ecuatoriano, como parte de las fuerzas grancolombianas. Hoy, esa fecha, a más de ser establecida como Día Clásico del Ejército ecuatoriano,  ha sido motivo para celebrar el Día del Civismo y de la Unidad Nacional.



La formación del Ecuador como república en 1830 afirma la identidad del Ejército y lo formaliza como un ente con espíritu constitucional, cuando en Riobamba, el 11 de septiembre de 1830, al albor de la primera Carta Magna, queda establecido en el artículo 35, 4to inciso, lo siguiente: “Disponer de una milicia nacional para la seguridad interior, y del Ejército para la defensa del país…”. “Art. 51. El destino de la fuerza armada es defender la independencia de la Patria, sostener sus leyes y mantener el orden público. Los individuos del ejército y armada están sujetos en sus juicios a sus peculiares ordenanzas”.  El Ejército nace constitucionalmente mediante mandato de la primera Constitución de la República.


Poco a poco la evolución institucional toma forma en el tiempo. Vicente Rocafuerte crea en 1838 el Colegio Militar, luego en 1861 nace la Escuela Regimentaria de Artillería. Bajo Gabriel García Moreno aparece la Escuela Práctica de Cadetes. En 1888 se reabre el Colegio Militar, durante el período de Antonio Flores Jijón. La Revolución Liberal de 1895 marcó a no dudarlo un antes y después en la República; el general Eloy Alfaro, el Viejo luchador, incansable reformista,  es uno de los artífices en perfilar un Ejército innovador y moderno. Alfaro se esfuerza para que el Colegio Militar definitivamente, y sin intermitencias, pueda desarrollarse en el tiempo; desde allí jamás ha dejado de funcionar, hasta la presente. Otra acción destacable de la administración liberal, dirigida a consolidar el Ejército como institución profesional, fue la presencia de la primera misión de oficiales chilenos en 1899, la cual influyó indiscutiblemente para la profesionalización de la institución.




En 1922 arriba al país otra misión militar, esta vez la italiana, que aporta significativamente a la conformación de un Ejército cada vez más profesional y actualizado. Fruto de ello fue el nacimiento de la Escuela de Ingenieros Civiles y de la Academia de Guerra del Ejército, el 15 de abril de 1923. La misión italiana tuvo un influjo importante en la ideología progresista de varios jóvenes oficiales, un grupo de ellos quienes fueron a la larga los artífices para que el 9 de julio de 1925 se diera la Revolución Juliana, un hito de cambio nunca antes visto, que elevó de la “Edad Media” al siglo XX al Estado ecuatoriano.



En 1928, bajo la administración del doctor Isidro Ayora, se crea el Servicio Geográfico Militar, erigido en 1947 por el doctor José María Velasco Ibarra a la condición de Instituto. La labor del Ejército en este ámbito ha sido innumerable y meritoria, propendiendo al desarrollo científico, al levantamiento de la Cartografía Nacional y del archivo de datos geográficos, como demás aportes en bien del desarrollo del país.



El conflicto de 1941 encontró a un Ejército poco operativo, que lamentablemente por intereses políticos no pudo repeler la acción de un enemigo mejor armado. Los hechos a posterior de este acontecimiento han sido juzgados por la historia, pero sin menoscabo de la acción valiente y heroica de sus soldados que ofrendaron sus vidas por la defensa de nuestra territorialidad, y que décadas más tarde sería reivindicada por el triunfo en el Alto Cenepa. Han quedado como ejemplo de heroísmo de 1941 los nombres del capitán Galo Molina, del teniente Carlos Díaz Terán, del teniente César Chiriboga, del subteniente Hugo Ortiz y del cabo Luis Minacho.


En 1944 se da la Revolución de Mayo, también llamada la Gloriosa, que quiso rehacer la amarga decepción de 1941; sin embargo, este y otros hechos, como el de 1941, no impidieron que el país siga avanzando, sobre todo gracias al advenimiento del boom del banano, el que permitió cambios visibles en la sociedad ecuatoriana. Bajo la presidencia del doctor Velasco Ibarra el Ejército vivió una transformación interesante, se comenzó a equipar de mejor manera, con armamento moderno e innovador para esa época. El tiempo avanzó y en 1956 arribó al Ecuador la segunda misión militar chilena, en la cual constaba el mayor Augusto Pinochet, quien a la postre sería Presidente de la República de Chile. Este grupo de oficiales apoyaron sobremanera en la parte docente en la Academia de Guerra del Ejército. Ese mismo año, el por ese entonces capitán Alejandro Romo, realiza el primer salto en paracaídas, dando inicio al grupo élite, el de fuerzas especiales del Ejército.

 Doce años más tarde, en 1968, por decreto del presidente Velasco Ibarra, se crea el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, cuya gestión dirigida a la obra pública ha beneficiado al país en más de cuarenta años. Ya en la década de los años setenta se inicia la era petrolera, actividad impulsada por el Gobierno Militar de ese entonces. El oro negro cambiaría la faz del país como nunca antes. Un año después, el 19 de octubre de 1973, nace la Dirección de Industrias del Ejército, grupo empresarial dirigido a ámbitos de la defensa, el cual ha colaborado indiscutible y decididamente en el desarrollo socio-económico del país.



El aparecimiento de un nuevo conflicto de envergadura con el vecino del sur tuvo que esperar varios años, hasta 1981, cuando la invasión peruana fue repelida por el Ejército ecuatoriano, quedando escrito este acontecimiento en la historia institucional, asociado hasta hoy a los campos perennes de Paquisha, Mayaycu y Machinaza y de las vidas del cabo Nicolás Quiroz y el soldado Daniel de Jesús Martínez.


No obstante, no fue hasta el año de 1995, cuando las Fuerzas Armadas y su Ejército logran el triunfo histórico e indiscutible en el Alto Cenepa, constituyéndose en el hecho de más gloria del siglo XX.



Héroes de esta épica victoria y que siempre serán recordados son el capitán Geovanni Calles, el sargento primero Luis Hernández, el cabo segundo Héctor Pilco y demás voluntarios que ofrendaron sus vidas en bien de la patria. El Cenepa es un acontecimiento único, que elevó la autoestima de lo ecuatorianos, los unió y marcó, paradójicamente,  el inicio de una nueva época en las relaciones bilaterales entre ambos pueblos, construida esta vez bajo las armas de la paz, la armonía y la mutua convivencia. “Cenepa gloria de la patria”, es un eslogan que hoy se incluye merecidamente y por siempre en el escudo de armas del Ejército. A partir de 1995 se demostró que el Ejército es una institución diferente, sólida, férreamente cohesionada, con visión de futuro; preparada en el nuevo milenio para enfrentar con éxito los retos que el Ecuador y el mundo obligan.

Ya en siglo XXI, el Ejército ecuatoriano es considerado un referente de los ejércitos del continente, modernizándonos de manera permanente y procurando la mayor operatividad posible. El plan estratégico institucional vigente permite articular nuevos objetivos, estrategias, indicadores, proyectos y programas,  dentro de un marco estructurado y coherente con la Agenda Política de Defensa Nacional y con los escenarios geopolíticos y estratégicos internacionales, proyectándolo de manera ordenada, sistemática y planificada.

 Se puede decir que hoy se han institucionalizado muchas actividades estructurales, como el liderazgo proactivo e innovador, la gestión, bajo un estilo transparente y dinámico,  en procura siempre de la rendición de cuentas.

En cuanto a la normativa legal el Ejército la está actualizando, en concordancia con la Constitución aprobada en el año 2008, atendiendo a la equidad de género, respetando los méritos, la estabilidad y la profesionalización de sus miembros; continuando con mayor ahínco en el ejercicio de su misión fundamental, que es la defensa de la soberanía e integridad territorial.




LA GUERRA DEL CENEPA




LA GUERRA DEL CENEPA



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Guerra del Cenepa o Guerra de Tiwinza fue un conflicto bélico localizado dentro de la zona en reclamación, que enfrentó a las fuerzas armadas del Perú y Ecuador durante los meses de enero y febrero de 1995; nunca hubo declaración formal de guerra entre ambos países, ni llegó a generalizarse por toda la frontera común. Las operaciones militares se sucedieron en territorio que hasta ese entonces se hallaba no delimitado, correspondiente a la cuenca del Río Cenepa, que es una zona de selva alta de complicado acceso, donde los factores climáticos y logísticos dificultaron los desplazamientos militares.

El conflicto se resolvió con el apoyo de ArgentinaChileBrasil y EE. UU. (países garantes del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro del 29 de enero de 1942), y bajo su tutela se pudo terminar el proceso de demarcación, fijando la frontera entre los tramos pendientes comprendidos entre los hitos Cunhime Sur y 20 de Noviembre, y Cusumaza–Bumbuiza y Yaupi–Santiago.2 Dentro de los lineamientos establecidos por el Protocolo de Río de Janeiro, bajo el fallo arbitral de Braz Días de Aguiar.

En el Acta de Brasilia, tanto Perú como Ecuador, aceptaron la fijación de la frontera pendiente, un tramo de 78 kilómetros, de acuerdo a un dictamen de los Garantes del Protocolo de Rio de Janeiro. Mismo que fue aceptado previamente, y ratificado luego, por los congresos de ambos países.



Antecedentes



Disputas entre el Perú y la Gran Colombia

La reclamación por parte de Ecuador de un acceso con soberanía a la cuenca del Amazonas se remonta a 1827, cuando Simón Bolívar, gobernante de la Gran Colombia, de la que Ecuador formó parte hasta 1830, reclamó como territorios que le correspondían a su país los de TumbesJaén (Cajamarca) y Maynas (entendiéndose por Maynas el territorio conformado por los actuales departamentos peruanos de Loreto y Amazonas).



La Gran Colombia reclamaba esa comarca como compensación por las deudas de la campaña emancipadora y por los "reemplazos" (el costo de reponer con nuevos efectivos las bajas sufridas en las tropas de apoyo a la guerra independentista peruana).

 En respuesta, el 17 de mayo de 1828, el Congreso de la República del Perú rechazó tales pretensiones por considerar que dejaban de lado el principio del Uti possidetis que implicaba tomar como punto de partida el territorio tradicionalmente ocupado por cada país al año 1810. En consecuencia, autorizó al presidente José de La Mar a tomar las medidas militares del caso. En virtud de ello, tropas peruanas invadieron la ciudad de Guayaquil, pero fueron rechazadas por las tropas al mando del general Antonio José de Sucre.

Ese enfrentamiento no terminó con la batalla (o combate) de Tarqui (o Portete de Tarqui), puesto que las fuerzas peruanas ocupaban todavia Guayaquil, sino con el levantamiento de Lima, que permitió la caída del presidente y la firma el Tratado Larrea-Gual de 22 de septiembre. Este tratado, también conocido como Tratado de Guayaquil estableció que el límite entre la Gran Colombia y el Perú sería el mismo que existió entre los virreinatos de Nueva Granada y el del Perú, descartando de forma meridiana cualquier discusión sobre presuntos derechos al sur de la línea de frontera determinada por el río Zarumilla.



Disputas entre el Perú y Ecuador



Cuando se constituye el Estado ecuatoriano, se suscribieron diversos acuerdos y tratados con la finalidad de trazar la frontera entre ambos países, sobre todo en la parte amazónica. Ecuador señaló la existencia del Protocolo Pedemonte-Mosquera que, firmado en 1830, fue una continuación del Tratado Larrea-Gual. Perú cuestionó la validez de ese tratado, llegando a afirmar que nunca se firmó, debido a que jamás se encontró el documento original.

Durante 1859 y 1860, ambos países libraron una guerra sobre un territorio cercano al río AmazonasEcuador ingresó a una guerra civil que impidió las relaciones diplomáticas con el resto de Hispanoamérica, incluyendo al Presidente del Perú Ramón Castilla, ya que no existía un gobierno reconocido en Ecuador con el cual tratar. Igualmente, entre 1879 y 1883 el Perú participó en la Guerra del Pacífico contra Chile y no pudo atender otros asuntos diplomáticos.

En 1887, un tratado suscrito por ambas naciones estableció que el Rey de España actuaría como árbitro. Se pensó que ese Tratado, denominado Herrera-García, resolvería permanentemente el conflicto. El Congreso de la República del Perú señaló que ratificaría el tratado sólo después de que se introdujeran algunas modificaciones, por cuanto lo consideraba poco favorable para su país. Ante ello, Ecuador se retiró del proceso en protesta por las modificaciones peruanas, y el Rey se abstuvo de proponer una decisión.



En el siglo XX Ecuador se enfrentó nuevamente a Perú. Se dieron nuevos incidentes limítrofes. El más importante de esos conflictos fue el que se dio en el año de 1910. En 1922 hubo otra disputa referida a la firma del Tratado Salomón Lozano entre Perú y Colombia, que resultó favorable a esta última nación. Este tratado causó malestar tanto en Perú (donde se señala que el presidenteAugusto B. Leguía lo suscribió bajo presión de los Estados Unidos), como en Ecuador, que se veía, de esa forma, limitando con Perú por el este.

En 1936, tras largos años de incidentes y negociaciones, se fijó una "línea de Status Quo", en calidad de frontera provisional mutuamente reconocida, tomando como base los territorios que de factoposeía cada país. Dentro de dicha línea provisional, en la zona correspondiente al actual departamento peruano de Amazonas, se fijaba, como frontera natural, la Cordillera del Cóndor.





Status-Quo fronterizo en 1936, previo a la guerra de 1941



El 11 de enero de 1941, alegando que los ecuatorianos habían realizado incursiones e incluso ocupado territorio peruano en la provincia de Zarumilla, el presidente del PerúManuel Prado Ugarteche, ordenó la formación del Agrupamiento Norte, una unidad militar a cargo del Teatro de operaciones del Norte.

La posición peruana alegó en 1941 que Ecuador desconoció esa línea provisional por lo que movilizó su ejército, ingresando a territorio ecuatoriano por Tumbes (localidad de Aguas Verdes limítrofe con Huaquillas). El Perú empleó sus recursos militares haciéndose con el control del espacio previamente ocupado por Ecuador los días 523 y 24 de julio, y que constituía el 50% del territorio que dicho país consideraba suyo.

La Fuerza Aérea del Perú bombardeó la población ecuatoriana de Santa Rosa, en la provincia fronteriza ecuatoriana de El Oro, y amenazó con hacer lo mismo con la ciudad de Guayaquil. Tropas peruanas invadieron regiones del sur del Ecuador, y presionaron hasta la firma del protocolo de Río de Janeiro el 29 de enero de 1942, cuya legitimidad fue garantizada por ArgentinaBrasilChile y Estados Unidos de América. La firma del protocolo de Río de Janeiro confirmó la línea del “Status Quo” de 1936, firmada en Washington por Perú y Ecuador, menos la pérdida por parte de Ecuador de 5.392 millas cuadradas.



Problema demarcatorio en la Cordillera del Cóndor



La demarcación de la línea fronteriza establecida en el protocolo, mediante el levantamiento de hitos, se inició en 1947. Sin embargo, ésta no fue culminada en la zona de la Cordillera del Cóndor, debido a que, mediante un levantamiento aerofotogramétrico, se "descubrió" la presencia del río Cenepa, entre el río Zamora y el río Santiago. Eso implicaba que lo consignado en el protocolo no correspondía con la geografía real de la zona. El río Cenepa era un accidente geográfico conocido desde muchos años antes, tal como lo reconoce en un ensayo el ex presidente peruano Fernando Belaúnde Terry. La suspensión se basó en la posición ecuatoriana, que señalaba la inexistencia de un "Divortium Aquarum" (divisoria de aguas) entre el río Zamora y el río Santiago, como contempla el Protocolo de Río de Janeiro. En efecto, el árbitro brasileño Braz Dias de Aguiar solamente menciona que los ríos necesarios para efectos de demarcación son el Zamora y el Santiago. Según el punto de vista ecuatoriano, este tema, añadido a otras "inconsistencias" en el texto del protocolo, fueron causa de que la demarcación se suspendiera unilateralmente. Como conclusión, Ecuador mantuvo durante años la tesis de que el protocolo era inejecutable.

En el plano diplomático los representantes peruanos y ecuatorianos no pudieron ponerse de acuerdo. La colocación de hitos fronterizos, convenida en el protocolo de 1942, imprescindible en una zona tan agreste, no pudo ser concluída, pues se detuvo en 1950, quedando sin demarcar un espacio de 78 kilómetros lineales.

El presidente ecuatoriano José María Velasco Ibarra, en 1960, pretendió declarar la nulidad del Protocolo de Río de Janeiro, arguyendo que "fue firmado bajo la fuerza y con amenazas", cuando las Fuerzas Peruanas "ocupaban" territorio ecuatoriano. Estas declaraciones del mandatario ecuatoriano mostraron las intenciones de Ecuador de buscar una salida a la cuenca del río Amazonas prescindiendo de lo señalado por el Protocolo de Río de Janeiro.





Incidente de 1981, "Paquisha"/ "Falso Paquisha"



El 22 de enero de 1981, el gobierno peruano denunció un ataque a una de sus aeronaves cuando realizaba una misión de abastecimiento a puestos de vigilancia en el río Comaina (territorio peruano). El entonces Presidente del PerúArquitecto Fernando Belaúnde Terry, ordenó la inspección del río Comaina hasta sus nacientes en el lado oriental de la Cordillera del Cóndor, comprobándose la existencia, dentro de territorio peruano, de tres destacamentos militares ecuatorianos, con sus respectivas instalaciones. Este hallazgo causó acciones de fuerza, logrando las fuerzas peruanas desalojar los destacamentos ecuatorianos.



La posición ecuatoriana señalaba que esos destacamentos correspondían a la base de "Paquisha", establecida en territorio ecuatoriano. Pero, tras la medición de las coordenadas, se comprobó que no correspondían a la mencionada Paquisha sino, como lo calificó el presidente Belaúnde, a un "falso Paquisha". Tras las escaramuzas, que motivaron la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), el acta Sorrosa-Du Bois fijó las coordenadas de ubicación permitidas para las tropas fronterizas, ratificando la condición de la mencionada cordillera como límite natural entre ambos países.



En 1992, los presidentes del Perú y Ecuador, Alberto Fujimori Fujimori y Rodrigo Borja Cevallos, suscribieron el llamado Pacto de Caballeros en el que se comprometían a buscar soluciones pacíficas a las diferencias. Sin embargo, en el mes de diciembre de 1994 se empiezan a notar movilizaciones del ejército del Ecuador, que desde 1981 había estado preparándose para afrontar un conflicto generalizado, desplegando sus sistemas de defensa en el área de la Cordillera del Cóndor.



Posiciones

Cada uno de los países tiene un pensamiento diferente, a continuación se describe la de cada uno de ellos (ordenado alfabéticamente):









Posición ecuatoriana

La argumentación ecuatoriana señala, por su parte:

§  El Protocolo de Río de Janeiro es un tratado cuyo cumplimiento no puede ser exigido al Ecuador por cuanto fue un texto impuesto, y su suscripción se realizó estando ocupada una gran parte del territorio nacional.

§  El Protocolo de Río de Janeiro señala el divisor de aguas Zamora-Santiago para distribuir equitativamente entre los dos países el espacio geográfico entre los ríos Zamora y Santiago. Sin embargo, en la realidad geográfica no existe dicha divisoria de aguas por el hecho de que el río Cenepa, que antes se pensaba que era un afluente insignificante del río Marañón-Amazonas, resultó ser un sistema hidrográfico independiente y mucho más extenso, interpuesto entre el Zamora y el Santiago. Al no existir la divisoria de aguas Zamora-Santiago es inaplicable el trazado de la frontera en este sector enunciado en el artículo VIII. B.1.

§  Ante esa inejecutabilidad del Protocolo, resulta indispensable establecer una línea de frontera que distribuya equitativamente entre los dos países el espacio geográfico comprendido entre los ríos Zamora y Santiago.

§  Esa distribución, no obstante, sólo puede hacerse atendiendo a los derechos de las partes y reconociendo al Ecuador el acceso que demanda al Marañón-Amazonas, en debida atención a sus históricos derechos amazónicos y a los requerimientos de su desarrollo como país condómino en la Cuenca del Gran Río. De esa forma se abrirán amplias posibilidades para la cooperación de las dos partes en proyectos de interés común en la Amazonia, y para una útil y fácil comunicación de los puertos marítimos del Ecuador tanto con los accesos ecuatorianos al Amazonas y sus afluentes como con los polos de desarrollo binacional y multinacional en la región.



Posición peruana

La argumentación peruana señala lo siguiente sobre este tema:

§  El Perú no tiene territorios pendientes de "devolución" con ninguno de sus vecinos;

§  Mientras Tumbes y Piura son invariablemente peruanas, Jaén perteneció a la Real Audiencia de Quito sólo entre 1563 y 1567 y entre 1819 y 1821, habiéndose pronunciado multitudinariamente por su pertenencia al Perú en ambas oportunidades, decisión ratificada por el virrey Francisco de Toledo (1569-1581, durante el reinado de Felipe II de España1556-1598, de la Casa de Austria) y por el gobierno del Perú en 1821;

§  Maynas (esto es, Amazonas y Loreto) nació como provincia peruana y fue adscrita al Virreinato de Santa Fe de Bogotá recién en 1772, pero pasó a ser una gobernación directamente dependiente del Virrey del Perú o Virreinato del Perú por cédula real del 15 de julio de 1802.

§  El Protocolo de Río de Janeiro es un tratado internacional perfectamente ejecutable y su cumplimiento no admite revisión alguna.



Desarrollo del conflicto



Nueva crisis

En vista de los incidentes fronterizos acaecidos entre Agosto y finales de 1991, se produjo a comienzos de 1992 en Quito, un encuentro entre los presidentes de los dos países. La visita del presidente peruano, Alberto Fujimori, se proponía allanar las dificultades que impedían una solución diplomática al problema fronterizo, firmándose el llamado "pacto de Caballeros". En la tarde del 9 de enero de 1995, cerca de las 17:30 horas, en la zona del Cenepa, una patrulla de cuatro soldados peruanos del Batallón de Infantería de Selva "Callao" Nº 25 tuvo un encuentro con una patrulla ecuatoriana del Batallón Nº 63 "Gualaquiza". Al día siguiente las tropas peruanas son acompañadas por las ecuatorianas hasta el PV-1. El 11 de enero se produce un nuevo encuentro, de nuevo en la zona peruana del Cenepa, cerca de las 13:00, la patrulla peruana -de aproximadamente 10 soldados- es conminada por los ecuatorianos y se inicia un breve intercambio de disparos.

Sin embargo, estos incidentes fueron solucionados por la vía diplomática, llegando incluso a emitirse el 14 de Enero de 1995, una declaración conjunta que enfatizaba: "en la zona de frontera, hay un clima de paz y tranquilidad".

En los días 19 y 22 de ese mismo mes, se volvieron a registrar escaramuzas entre patrullas militares de los dos países.

Las versiones políticas atribuyeron el crecimiento del enfrentamiento a la situación política que reinaba en ambos países; así, mientras el presidente ecuatoriano Sixto Durán Ballén se encontraba con bajísimos niveles de aceptación popular, su homólogo peruano Alberto Fujimori preparaba el camino para su reelección. En ambos casos, la popularidad de los mandatarios se incrementó.



Argentina, siendo parte del Protocolo de Río de Janeiro, y, por lo tanto, obligadamente neutral en el conflicto, proporcionó armas a Ecuador para ser usadas en contra del Perú, hecho que se tornó en todo un escándalo internacional, que incluso salpicó al gobierno venezolano de aquel entonces, llegando la Presidenta argentina Cristina Kirchner, en ocasión de una visita oficial al Perú el 22 y 23 de marzo de 2010, a ofrecer disculpas formales en nombre de su país.

En total se despacharon 75 toneladas de armamento, por un valor de 33 millones de dólares, que comprendían ocho mil fusiles FAL, 36 cañones de 105 y 155 mm., diez mil pistolas de 9 mm., 350 morteros, 50 ametralladoras pesadas, 58 millones de municiones, 45.000 proyectiles de cañón, nueve mil granadas, y explosivos. Estas armas partieron del aeropuerto bonaerense de Ezeiza el 17, 18 y 22 de febrero con destino a Venezuela, que después fueron transferidas a Ecuador.

Chile, por su lado, también había realizado entregas de armas y pertrechos militares al Ecuador, en plena guerra del Cenepa. Parlamentarios opositores al régimen de Alberto Fujimori en el Perú, denunciaron que éste había negado el permiso para que aviones de la FAP interceptaran a dos aviones cargueros de la FAE, que, después de realizar una escala en Brasil, se dirigieron a Iquique, en Chile, con el fin de cargar pertrechos y armas. Chile se defendió, aduciendo que se cumplió la entrega de un contrato de venta de armas, firmado antes del inicio del conflicto.10 11 La venta de armas de Chile a Ecuador, se realizo el 31 de Enero de 1995.El monto de la venta fue de 1millon 900mil dólares y consistió en 3,000 fusiles, 7,829 cargadores y 300 cohetes Low.


Situación militar del Perú y Ecuador



La situación militar de ambos países al inicio del conflicto, venía a ser muy dispareja, a diferencia de la imagen que representaban; las ventajas estaban del lado ecuatoriano.

El Perú afrontaba desde 1980 una guerra interna desatada por el grupo terrorista Sendero Luminoso, que conoció su más cruenta etapa entre 1982 y 1991. Las Fuerzas armadas del Perú se hicieron cargo de la lucha antisubversiva desde Diciembre de 1982, con el consiguiente desgaste que ello conlleva, tanto económico como social.

La Fuerza Aérea peruana, que desde la década de los años 60 y parte de los 80, había llegado a ser considerada como una de las más poderosas de Hispanoamérica, se hallaba, en 1995, en una deplorable situación. Así, en el momento de estallar el conflicto, de más de 100 aparatos de combate que tenía en inventario, sólo se hallaban operativos: 3 Mirage 2000, 7 Sukhoi 22, 4 Camberras, 8A-37B y 5 helicópteros artillados Mi-25; los Mirage 2000, que venían a ser los aviones más modernos de la FAP, no contaban con misiles aire-aire de medio alcance.

Los sistemas de radar sólo tenían una operatividad del orden de menos del 45%, y los sistemas antiaéreos, del 20%.13 Por el lado ecuatoriano, después del Incidente de 1981 "Paquisha", se inicia una serie de compras y modernizaciones de sus sistemas aéreos y terrestres; entre los más importantes está la compra de aviones Kfir C2, y las modernizaciones de sus Mirage F1. Se puede afirmar que, para inicios de 1995, la Fuerza Aérea del Ecuador era una de las más competentes de la región, contando con un arsenal de 12 Mirage F.1JAs, 10 Kfir C.2s, 10 Jaguars MK.1 y 10 A-37B. Sus fuerzas terrestres habían sido preparadas durante largo tiempo para el combate en la selva; a lo largo de la guerra del Cenepa se desplegaron, preferentemente, soldados profesionales de brigadas de fuerzas especiales como los "Iwias". En contraparte de esto, el ejército peruano estaba conformado al principio del conflicto, en su grueso, por conscriptos de servicio militar obligatorio escasos de preparacion.13 Las fuerzas armadas ecuatorianas hicieron uso de sus cortas líneas de abastecimiento y la ventaja geográfica que otorga la cordillera del Cóndor (6500 pies de altura) para atacar directamente con morteros y lanzadores de cohetes múltiples, a tropas del ejército peruano que intentaban fortalecer sus posiciones. Todo esto gracias al uso de tecnología moderna, tal como el posicionamiento global satelital GPS, para localizar con precisión su objetivo.14 A pesar de que la sofisticación del armamento data de los años 60’s y 70’s, un conflicto armado a esta escala era desconocido entre países hispanoamericanos. Las fuerzas armadas ecuatorianas lograron adoptar una defensa activa y un combate tierra-aire, conceptos implementados por fuerzas armadas estadounidenses e israelíes.15Conceptos y técnicas que el general Paco Moncayo aprendió y aplicó tras su estancia en Israel como agregado militar en ese país en 1986.16 Gabriel Marcella, analista estadounidense de la Escuela Superior de Guerra del Ejército de los EE.UU dice lo siguiente:

La limitada victoria del Ecuador en el Cenepa genera un nuevo umbral en el antiguo conflicto: Ecuador ha logrado una victoria militar sobre Perú por primera vez desde la batalla de Tarqui en 1829. Los ecuatorianos integraron exitosamente las estrategias militares, operaciones y tácticas con una acertada campaña de información tanto en lo nacional (diplomacia) como en lo militar (operaciones sicológicas)".17

El material perdido y el número de bajas no combatientes por parte del Perú (300) dejó entrever que el Perú estaba lejos de estar preparado para un enfrentamiento con Ecuador, lo que motivó una severa crítica en el país.18 Todo esto agudizado por una deficiente línea de abastecimientos, a causa de la distancia y las condiciones meteorológicas y geográficas por el lado peruano. En una carta de un alto militar del Ejército peruano que participó en el conflicto se desvela lo siguiente:







" de todas las armas tuvimos que valernos de los viejos fusiles FAL que tuvieron problemas cuando por los años 75 se compraron a los argentinos; con estas armas y unos cuantos RPG, sin base de fuegos de morteros, sin artillería, sin apoyo aéreo, sin inteligencia, nos enfrentamos a una fuerza moderna,(…) En esas condiciones, recuperamos Cueva de los Tayos, Base Sur, llegamos a Tiwinza pero ya desgastados por una terrible y larga línea de abastecimientos pero no pudimos mantenerla; es verdad nuestros hombres sufrieron hambre, porque no tuvieron raciones oportunamente, porque los cargadores eran emboscados, porque nos infiltrábamos en terreno ocupado por el enemigo y nuestras tropas quedaban aisladas".

Otro aspecto de gran importancia es la diferencia en los gastos militares de ambos países. En el periodo 1985 a 1994, los gastos de Defensa en el Perú disminuyeron en un 13%, mientras en el Ecuador se incrementaron en un 58%. A pesar de la diferencia en gastos militares, no todo se encontraba a favor del lado ecuatoriano, vistas las limitaciones impuestas por el ejecutivo ecuatoriano, que prohibió al alto mando militar emprender acciones contra el eje Jiménez Banda-Soldado Pastor, desde donde llegaban abastecimientos y refuerzos. General Paco Moncayo:

"La situación militar se había vuelto desagradable por la presencia de la fuerzas peruanas en el interior de nuestro dispositivo, y la imposibilidad de desalojarles".



El Cenepa bajo fuego

§  24 de enero: El Perú moviliza sus tropas, mientras la FAE realiza los preparativos para alistar su flota para el inminente combate.

§  25 de enero: Ecuador militariza la zona de la Cordillera del Cóndor después conocida como Base Sur, la cual era aún territorio en litigio.

§  26 de enero: Una patrulla del BIS (Batallón de Infantería de Selva) Nº25 del Ejército peruano realizaba labores de construcción de un helipuerto en la zona de la quebrada Fashin y la cabeza del río Cenepa, cuando es atacada por el Grupo de Fuerzas Especiales Nº26 del Ejército ecuatoriano.



Un helicóptero ecuatoriano Super Puma realizando relevo de tropas durante el conflicto.

§  27 de enero: Tanto Perú como Ecuador ordenan el despliegue general de sus tropas en la línea fronteriza y la costa del Pacífico, listos para atacar en caso de una eventual guerra total. Durante toda la guerra se movilizaron alrededor 140 000 hombres.

§  28 de enero: A las 7:45 horas fuerzas peruanas lanzan su primer ataque terrestre contra posiciones ecuatorianas en la cabecera de las aguas del Cenepa. A las 11:05, los ataques se renuevan, pero esta vez con apoyo de helicópteros artillados peruanos que daban cobertura a las tropas terrestres. En este combate se reporta un helicóptero peruano alcanzado por un misil tierra-aire Igla-1E (SA-16). A las 12:05, caza-bombarderos de la FAP hacen su primera aparición en el valle del Cenepa y se retirarían tras ser informados de la presencia de interceptores de la FAE.

§  29 de enero: En un patrón que se repetiría constantemente los próximos días, fuerzas peruanas lanzarían múltiples y simultáneos ataques en todo el área, en un esfuerzo por debilitar las posiciones ecuatorianas en Tiwinza, Cueva de los Tayos, Base Sur y Coangos, llegando a derribar un helicóptero Mi-8TV de la FAP, también se reporta el derribo de un segundo helicóptero por parte de la MANPADS de Ecuador, aunque este segundo derribo no ha podido ser confirmado. Al final del día el Perú anuncia que se capturaron 3 base ecuatorianas, algo que el gobierno del Ecuador negó.

§  31 de enero: Después de 24 horas de calma, tropas peruanas renuevan sus ataques contra Tiwinza, Coangos y Cueva de los Tayos. Ecuador y Perú rechazan bilateralmente una llamada internacional para un cese al fuego inmediato.

§  1 de febrero: los ataques continúan, pero esta vez con el apoyo de artillería pesada. Aviones peruanos biplaza de ataque ligero A-37B hacen su aparición en el campo de guerra, bombardeando posiciones ecuatorianas. Incluso la base de Cóndor Mirador en la cumbre de la cordillera del Cóndor cae bajo el fuego de los aviones de la FAP.

§  2 de febrero: Se realizan no menos de 12 ataques aire-tierra por parte de la FAP, que ofrecía apoyo a sus tropas que trataban de tomar Cueva de los Tayos y Base Sur.

§  3 de febrero: Strikemasters Mk 89 y bombarderos ligeros A-37B ecuatorianos, bajo cobertura aérea de interceptores de la FAE, hacen su primera aparición en el campo de batalla, bombardeando posiciones peruanas.

§  4 de febrero: Embraer EMB 312 Tucanos de la FAP realizan una salida nocturna bombardeando la posición enemiga de Tiwinza.

§  6 de febrero: La FAP hace por primera vez uso de sus bombarderos a reacción Camberra para atacar posiciones ecuatorianas. Un Camberra se reportó como perdido a causa de las malas condiciones meteorológicas, otras versiones afirman que fue víctima de fuego antiaéreo.

§  7 de febrero: Un helicóptero Mi-25 peruano es derribado tras una sucesión de, por lo menos, dos impactos de misiles antiaéreos Igla. Bombarderos A-37B de la FAE, escoltados por interceptoresKfir, atacan posiciones peruanas. Uno de los A-37B llega a ser alcanzado por la artillería antiaérea, pero consigue retornar a su base.

§  9 de febrero: La actividad aérea se intensifica en ambas bandos. La FAP lleva a cabo no menos de 16 misiones usando caza-bombarderos Sukhoi Su-22. Esta vez los bombarderos Camberra realizan un bombardeo nocturno.

§  10 de febrero: La actividad aérea se intensificó en la zona de batalla. Durante la mañana bombarderos A-37B y Sukhoi Su-22M son enviados por la FAP para atacar posiciones ecuatorianas. Según la versión ecuatoriana, a las 12:45 salen 4 interceptores ecuatorianos (2 Mirage F.1JAs y 2 IAI Kfir C.2s) tras haber detectado 5 aeronaves, un IAI Kfir C.2 derriba un A-37B peruano, y dosSu-22 peruanos son derribados por los Mirage F.125 , mientras que otro A-37B peruano logra escapar de un IAI Kfir C.2 tras una gran maniobra volando a ras de los árboles.13 Según la versión peruana los Sukhoi-22 peruanos fueron derribados por artillería antiaérea; un inicial comunicado oficial de las FFAA Ecuador, publicado el sábado 11 de febrero de 1995 en el Diario El Universo de Guayaquil (año 74, Nº 149, Página 1), daba una versión similar a la peruana.

§  11 de febrero: A medida que el conflicto terrestre toma fuerza, la actividad aérea en el área se incrementa, así, aviones de ataque A-37B ecuatorianos lanzan un ataque sobre posiciones peruanas. Un A-37B de la FAE es alcanzado por un misil de la MANPAD peruana, pero la tripulación consigue volar de regreso a su base.

§  13 de febrero: Un grupo de tanques refuerza la brigada 7 Loja ecuatoriana, mientras que el Perú lanza fuertes ataques con cobertura aérea contra de las posiciones ecuatorianas de Coangos y Tiwinza. Según fuentes ecuatorianas, un helicóptero Mi-8TV y un Mi-17 peruanos fueron derribados; las fuentes peruanas niegan esos derribos. En la noche el presidente peruano Alberto Fujimori aparece en TV declarando la toma de Tiwinza.

§  14-16 de febrero: Los combates continúan a lo largo de todo el área de conflicto. El miércoles 15 de febrero un grupo de periodistas internacionales arriba a Tiwinza tras una invitación del ejército ecuatoriano que, con posicionadores GPS, demuestran las coordenadas exactas de Tiwinza (3°27'57.18" Sur, 78°15'8.72" Oeste) hechas públicas a principios de febrero de 1995, buscando desmentir, así, las declaraciones del presidente peruano Alberto Fujimori, hechas dos días atrás públicamente.

§  17 de febrero: En presencia de cuatro países garantes del Protocolo de Río (Estados Unidos de América, Brasil, Chile, Argentina), el vice-ministro ecuatoriano de asuntos exteriores, Marcelo Fernández de Córdoba y el vice-ministro peruano de asuntos exteriores, Eduardo Ponce, firman en Brasil la Declaración de Paz de Itamaraty, confirmando un alto el fuego inmediato y el establecimiento de un grupo de paz MOMEP (Military Observer Mission, Ecuador Perú), encargado de supervisar el cumplimiento del alto el fuego, a través de la puesta a cargo por parte de la MOMEP de las bases de Tiwinza y Base Sur, y el establecimiento de los límites de una zona desmilitarizada. Ecuador y Perú se comprometen a emprender las conversaciones en torno a las causas pendientes de ambos países.

§  21 de febrero: Los primeros observadores de la MOMEP arriban a la base ecuatoriana de Patuca, pero enfrentamientos a lo largo de todo el día impiden que los observadores alcancen el área de conflicto. Ecuador reclama que helicópteros peruanos sobrevuelan constantemente sobre posiciones ecuatorianas, violando así el alto el fuego; el Perú, por su parte, denuncia un constante acoso por parte de la artillería ecuatoriana a las posiciones peruanas.

§  22 de febrero:, conocido como el "Miércoles negro", pues el ejército ecuatoriano tuvo una cantidad de bajas superior al total de bajas acumulado desde el inicio de la guerra, 13 muertos y 20 heridos aquel día, cantidad corroborada por el general ecuatoriano Paco Moncayo; siempre según el mismo general Moncayo, esa tarde y noche, tropas ecuatorianas toman represalias contra el bando peruano utilizando armas de apoyo de fuegos; al día siguiente se habría detectado un movimiento de evacuación de bajas por el lado peruano. Se llevaban cinco días desde la Declaración de cese al fuego de Itamaraty.

§  28 de febrero: En los días siguientes las escaramuzas continúan. Sólo la presión de los garantes, básicamente EE.UU., logró que ambos bandos respetaran el cese del fuego y se estableciera una zona desmilitarizada. De esta manera se firma en Montevideo la declaración de “Reiteración del compromiso a proceder a un inmediato y efectivo cese el fuego”. Si bien incidentes menores se dan a lo largo de los siguientes meses, la Guerra del Cenepa ha terminado oficialmente.

Término del conflicto

Declaración de Paz de Itamaraty



El 17 de febrero de 1995, se firma la Declaración de Paz de Itamaraty, en Brasil, que determina la retirada de las tropas de ambos países.

Sin embargo, en incidentes "confusos", se producen nuevos combates en la zona del Cenepa (Tiwinza, Base Sur y Cueva de los Tayos). Si bien ni Ecuador ni Perú cumplieron lo acordado en el tratado de Itamaraty, la versión oficial ecuatoriana es que, debido a que el Presidente del Perú, Alberto Fujimori, había anunciado anteriormente la captura de estos destacamentos, era indispensable tomarlos antes de la llegada de los observadores y periodistas a la zona. Periodistas peruanos y Alberto Fujimori llegan escoltados por un pequeño grupo de soldados al izamiento de la bandera nacional del Perú en Cueva de los Tayos, un hecho que la representante de los Estados Unidos ante la OEA, calificaría el viaje de Fujimori en una reunión urgente de la OEA el 23 de febrero de 1995, de "provocación". El gobierno estadounidense también expresaría su rechazo ante el uso bélico que se le dio el 22 de febrero a los helicópteros que aquel gobierno dono al Perú para combatir el narcotráfico. El sábado 25 de febrero los garantes instan a las partes "a evitar cualesquiera iniciativas que puedan ser interpretadas como amenaza o como provocación". Finalmente se desmilitarizó la zona de conflicto; tropas ecuatorianas se replegaron en Coangos y tropas peruanas hicieron lo mismo en PV1.

Según la tesis de Javier Pérez de Cuéllar, la desmilitarización debió efectuarse en ambos lados de la frontera, teniendo así la base de Coangos que ser desmilitarizada, ya que desde la cumbre de este sitio tropas ecuatorianas recibían apoyo logístico de su artillería, lo que facilitaría un supuesto nuevo infiltramiento de tropas ecuatorianas en Tiwinza.




Observadores de los países garantes del Protocolo de Río de Janeiro se desplazan hasta la zona del conflicto. El 2 de marzo, tras cinco semanas en enfrentamientos y escaramuzas, terminan los combates. Hay numerosos heridos y muertos por ambos lados. Durante el proceso de negociación, ambas partes ceden terreno, dejando a un lado sus posiciones extremas; el Ecuador reconoce la “parcialidad” de la inejecutabilidad del protocolo de Río y por consiguiente reconoce la autoridad del susodicho. El Perú, por su parte, reconoce por primera vez la existencia de una disputa y la necesidad de una revisión de los impases del protocolo de Río.

Los impases existentes se pueden resumir en cuatro puntos:

§  Inejecutabilidad parcial del Protocolo de Río de Janeiro por la inexistencia del divisor de aguas entre los ríos Zamora y Santiago. Acceso libre y soberano ecuatoriano al Marañón - Amazonas.

§  Problemas de demarcación: a) Sector Cucumaza Bumbuisa y el Yaupi Santiago.. b) Sector Lagartococha-Güepí.

§  Problemas que generan los cortes de los ríos por las líneas geodésicas. Problema en el río Napo, Sector Yasuní-Aguarico.

§  Canal del Zarumilla.

Tras una casi fallida ronda de negociaciones, la diplomacia condujo al acuerdo de Brasilia, el 24 de octubre de 1998, firmado por el presidente peruano Alberto Fujimori y su colega ecuatoriano Jamil Mahuad. Los países garantes (Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos de América) resolvieron que las altas cumbres de la cordillera del Cóndor y la región de Tiwinza, de 20 Km², pertenece al Perú, se concede al Ecuador 1 km² de Tiwinza como propiedad privada bajo la legislación privada del Perú, con la excepción de que esta propiedad nunca podrá ser expropiada del Ecuador, se la usará para realizar actos conmemorativos y no militares. A todo aquel que nazca en Tiwinza se le considerará peruano. El Perú deberá garantizar el derecho perpetuo de libre navegación por el río Amazonas y sus afluentes septentrionales, establecido en el Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro del 29 de enero de 1942, habiendo recibido, además, un permiso por 50 años para establecer dos embarcaderos comerciales, cada uno de 150 hectáreas, y libres de impuestos. Estos embarcaderos serán administrados por las empresas que designe el Ecuador, pero tendrán que ser registradas bajo la legislación peruana. Un parque binacional ecológico, aún por implementar, sería la representación de la paz entre ambos países hermanos. También se establecieron los nuevos hitos en el sector de Lagartococha – Güeppi y en Cusumasa-Bumbuiza y Yaupi-Santiago en la cordillera de los andes, hitos que fueron causa de controversia visto que el Perú cede 42 km² al Ecuador, algo visto como una decisión que obedece a razones políticas más que técnicas por parte de la comisión demarcadora. Quedando la base Teniente Ortiz en el Ecuador y el Puesto Pachacútec en el Perú.

En mayo de 1999, de forma conjunta, finalmente se colocó el último hito, de 30 en total34 , 23 de ellos en el tramo de 78 km de frontera no demarcada en la Cordillera del Cóndor.







Sucesos posteriores

Tras el cese de hostilidades, la reanudación del conflicto era una posibilidad a tener en cuenta. Esto aceleró las gestiones para adquirir nuevo armamento. Por el lado ecuatoriano, en 1996 se adquierieron 4 aviones Kfir C.2 y también se empezaron las negociaciones para la adquisición de 8 Kfir C.10, negociaciones que fueron vetadas por el gobierno de los Estados Unidos para evitar una escalada armamentista en la región.35 Mientras que por parte del Perú, el 6 y 13 de mayo de 1996 se suscribe el contrato para la adquisición de aeronaves MiG-29 y Sukhoi-25 respectivamente, compradas de segunda mano a Bielorrusia.

En 1998 Perú denunció que Ecuador habría estado infiltrando elementos militares en la zona del Cenepa, entre fines de Julio y mediados de Agosto de 1998, lo que obligo a la MOMEP, a reestablecer una zona de control y vigilancia. Con lo cual se volvió a una situacion de tensión que amenazó con desatar una nueva guerra entre ambos paises . Como respuesta del Gobierno peruano, se emite el Decreto de Urgencia Nº 032-98 el 14 de julio de 1998, en el que se autoriza al Ministerio de Defensa la adquisición de tres aeronaves MIG-29SE a la Federacion Rusa por medio de la Cía. ROSVOOROUZHEINE, por la suma de 126’293.000 dólares estadounidenses.

El ex-ministro peruano de defensa ex-general César Saucedo Sánchez declaró en 2002, ante una comisión de investigación fiscalizadora del congreso peruano:

Este decreto de urgencia lo firmé responsablemente, ya que, como Ministro de Defensa y militar conocía las serias limitaciones de nuestras Fuerzas Armadas, luego de la vergonzosa derrota de 1995 en el conflicto con el Ecuador, que no sólo revisó la gravedad de haber costado la pérdida de valiosas vidas de nuestros soldados, sino que adicionalmente fue destruido parte de nuestro material bélico como, por ejemplo, 9 aviones y helicópteros de la Fuerza Aérea y de nuestro Ejército, lo que nos puso en situación de verdadero peligro y clara desventaja ante Ecuador, afectando peligrosamente nuestra soberanía e integridad territorial.

Cabe aclarar que estas declaraciones fueron hechas en el marco de una acusación hacia el ex-ministro Saucedo en la que buscó mil motivos para justificar su responsabilidad y que, además, la cartera de defensa la tomó en julio de 1997, y no en 1995, cuando sucedió el Conflicto del Cenepa.

Hechos similares sucedieron en el Ecuador, en el que el general y ex-ministro de defensa José Gallardo fue enjuiciado por haber cometido actos de corrupción en la compra de fusiles en mal estado para el Ejército Ecuatoriano durante el Conflicto del Cenepa.

Muy aparte del resultado real de los enfrentamientos bélicos, en el Ecuador la propaganda montada produjo un sentimiento de reivindicación de sus Fuerzas Armadas, pues intentaron esconder los resultados similares en 1941 y 1981. Entre los argumentos de esta propaganda eran repetitivos que resistieron, manteniendo incluso algunas posiciones, las operaciones de desalojo de las Fuerzas Armadas del Perú.

 No obstante, lo que sucedia en el campo diplomático era que las conversaciones se daban de acuerdo a los alineamientos hacia el Perú exigidos, entre las que se encuentran el respeto irrestricto del Protocolo de Río de Janeiro por parte del Ecuador, pese a que este reconocimiento explícito culminaba con sus aspiraciones de País Amazónico.



Según el General ecuatoriano Paco Moncayo:

"En un país carente de conciencia nacional desde su misma fundación en 1830, y rasgado por el intenso regionalismo y la rivalidad entre las ciudades de Quito -ciudad capital-, y Guayaquil, -núcleo económico de la nación-, el antiperuanismo pasó a convertirse en el único polo de atracción capaz de unir a todos los ecuatorianos. Aunque en el Perú nunca llegó quizá a enraizar un sentimiento generalizado de antiecuatorianismo -a excepción hecha de Iquitos y las regiones nororientales colindantes con el Ecuador, paradójicamente los mismos territorios sobre los que el Ecuador insistía en reclamar como suyos".

En el Perú, los resultados de las negociaciones que se definieron con el Acta de Brasilia, hallaron encontrados sentimientos en la población, pero se obtuvo un consenso a través del parlamento peruano, que finiquitó una salida, que se entiende como definitiva, a un largo conflicto.

La comunidad regional saludó con beneplácito el fin de un problema regional. Mientras, la diplomacia peruana de la época catalogó como un triunfo peruano el resultado de las negociaciones, pues logró el cierre definitivo de su frontera con el Ecuador en base al Protocolo de Río de Janeiro.



Controversias

En la actualidad aún existe duda y controversia sobre el balance militar de la guerra; ambos lados aseguran ser los vencedores de un conflicto que se solucionó en la mesa de negociones, mas no en el campo de batalla, vista la brevedad de un conflicto armado no declarado. El resultado de las mismas no satisficieron enteramente a las partes involucradas

§  El general Paco Moncayo, ex jefe de las fuerzas ecuatorianas durante la Guerra del Cenepa: su disconformidad con el resultado de las negociaciones:

que la paz que se obtuvo fue "con los tanques peruanos amenazándonos. Una paz impuesta por la fuerza; una paz en la cual nosotros concedimos todo y no recibimos nada". En la negociacion "Perú ganó todo y Ecuador perdió todo".

§  La reacción de la cúpula militar ecuatoriana al recibir la decisión de los países garantes:

"QUITO.- Mientras en el salón Amarillo del Palacio de Gobierno los civiles recibieron con aplausos y cantando el himno nacional la decisión de los garantes, los militares mantuvieron otra actitud: tristeza, dolor, rabia, ira y resignación, reflejaban sus rostros.

§  Cáceres Velásquez, ex-diputado del congreso de la republica del Perú:

Encuentro en este tratado que hay una cesión permanente de 37 kilómetros cuadrados a nuestros vecinos del Ecuador, luego de haber escuchado la exposición del señor Torres y Torres Lara; de ahí recojo lo concerniente al kilómetro que estamos cediendo en Tiwinza. ¿Podrían los rusos ceder un kilómetro en Stalingrado, los franceses un kilómetro en Verdún? ¿Podrían los chilenos habernos dejado el Morro de Arica, señores congresistas? Yo creo que no. Nosotros estamos haciendo justamente eso con Tiwinza, contribuyendo a que se incentive la adicción del Ecuador por nuestra amazonía. De otro lado, estamos comprometiendo grandes recursos del Perú en favor del desarrollo del Ecuador.



Análisis de la guerra informativa entre medios peruanos y ecuatorianos durante la Guerra del Cenepa

§  María Fernanda Burneo (ecuatoriana) en "Prensa y Nacionalísmo: Representaciones en la Guerra del Cenepa en febrero de 1995 - Análisis de Discurso":

"el caso de estudio aquí analizado se ubica específicamente en febrero de 1995, durante la invasión a la base de Tiwinza en la zona de conflicto del Alto Cenepa. En este mes se registró un alza en los ataques peruanos a dicha zona en lo que se llamo también una guerra mediática, pues los medios tanto ecuatorianos como peruanos jugaron un rol sumamente importante en la emisión de las noticias sobre la posesión de las bases".

§  La Revista Caretas Nº1349 (semanario político peruano) del año 1995:

"Mientras Ecuador utilizaba a fondo la "transparencia informativa", en el Perú no hubo facilidades para la prensa extranjera durante toda la primera semana. El resultado fue un desbalance que se hizo notorio en la cobertura de la Tv. Tanto CNN como TV Española ubicaron a sus corresponsales del lado ecuatoriano. La semana pasada el noticiario CNN en español puso a su conductor Jorge Gestoso en el frente de batalla al lado de tropas ecuatorianas en imágenes emotivas.


La condición de Perú como país agresor se hace más creíble, ante la opinión pública internacional, debido a otros dos factores. El primero consiste en que la inferioridad bélica de Ecuador le hace desaconsejable tomar la iniciativa militar. El segundo es que, pese a las evidencias que están a la vista, en el Perú se insista cerradamente y no sólo desde el gobierno en que no hay problema territorial pendiente porque el Protocolo de Rio resolvió definitivamente el asunto. Finalmente, ha contribuido a que se pierda la primera batalla una imagen internacional de Alberto Fujimori, que no es de simpatía".